Ayer por la tarde recibimos una llamada telefónica, alguien había abandonado un gatito de dos o tres días de edad en un macetero en la calle.
Cuando fuimos a recoger a este pequeñín y estábamos hablando con la familia que lo encontró, se acercó otra persona para avisarnos de que en una calle próxima había una gata que acababa de tener gatitos.
Uno de nuestros colaboradores habituales, David, se acercó a verla, y efectivamente tenía cinco gatitos recién nacidos, de horas.
Como la gata no era sociable, sino más bien salvaje, y estaba en un solar alejada del tráfico y de los viandantes, decidimos buscar una jaula de captura para poder trasladarla junto a los gatitos a una casa de acogida.
Por desgracia cuando volvimos al lugar, encontramos a la madre muerta, quizás atropellada, no lo sabemos con seguridad. Buscamos a los gatitos y encontramos cuatro que recogimos.
Nuestra sorpresa ha sido que hoy nos han dado aviso de que había otro gatito cerca de donde encontramos muerta a su madre. Posiblemente murió mientras estaba cambiándolo de lugar, por eso la tarde anterior no lo vimos.
Ahora están los seis seguros, cuatro con David y dos con Antonio, otro de nuestros colaboradores, que con sus cuidados harán todo lo posible por sacarlos adelante.
Queremos llamaros la atención sobre la problemática de los gatos, sobre todo en las zonas rurales, donde todavía es típico que vivan en estado semisalvaje, con, por llamarlos de alguna forma, propietarios que los dejan vivir en la calle sin preocuparse para nada de ellos, y no tienen reparo en abandonar los gatitos recién nacidos en cualquier lugar, cuando no los matan directamente. Es una muestra más del incivismo y la incultura que por desgracia tanto prolifera todavía en nuestro País.
Para muchas asociaciones protectoras, páginas de difusión, etc., parece que estos gatos no existen, sólo tienen ojos para ciertos perros, y esto no debe ser así. Debemos de trabajar en pro de todos los animales, domésticos, salvajes, perros, gatos, etc. Presumir o autodenominarte “animalista” cuando la muerte de un gato, un lobo o una rapaz no te importa lo más mínimo es cuando menos chocante, sino antagónico, o quizás te lleva a pensar que algunos usan un aparente afán “animalista” para tapar otro tipo de intereses bastante menos éticos y estéticos.