El martes de la semana pasada a primera hora de la tarde recibimos una llamada urgente que nos avisaba de que Libertad, a la que dimos en adopción hacía unos veinte días estaba sola desorientada por la calle.
Inmediatamente, sin perder un segundo salimos a buscarla por la zona que nos habían indicado, bajo una fuerte lluvia, y tras una media hora conseguimos encontrarla. En cuanto nos vio y la llamamos acudió como loca con nosotros. Estaba muy sucia y delgada.
Libertad el pasado martes cuando fue encontrada
Libertad antes de ser adoptada
Llamamos al adoptante desde una clínica veterinaria para que nos dijera que había ocurrido, cómo era que estaba sola por la calle y tan lejos de su casa (unos cinco kilómetros). Nos respondió que debía de haberse escapado a partir de cuando él se había ido a trabajar después de comer, que él no sabía nada, algo bastante poco creíble porque en teoría la perra vivía dentro de una casa, y porque materialmente es casi imposible que Libertad hiciera ese trayecto que no conocía y en ese lapso de tiempo..
Se le avisó de que Libertad quedaba en la clínica y que debía pasar a recogerla y que previamente tenía que hablar con nosotros y explicarnos qué había ocurrido realmente. A última hora de esa misma tarde tuvimos que hacernos cargo de Libertad, porque su adoptante no fue a recogerla.
Unos días antes nos había comunicado que estaba pensando en devolvérnosla, con diversas excusas muy poco creíbles, no obstante acordamos con él que la tendría precisamente hasta el martes que la encontramos en la calle, día en el que podíamos hacernos cargo nuevamente de ella.
Evidentemente hay de por medio un contrato legal de adopción, y una forma correcta de rescindirlo, la que el mismo contrato recoge. Sin embargo, al parecer, este “elemento” tomó la decisión de no cumplir lo estipulado y, siempre supuestamente, prefirió abandonar a Libertad en una zona muy próxima al domicilio de los integrantes de ANERPA que la acogieron y rehabilitaron durante los cinco meses que pasó con nosotros antes de ser adoptada.
Durante los días siguientes conseguimos contactar telefónicamente con él, ya que por su parte en ningún momento mostró el más mínimo interés en recoger a Libertad ni se interesó por su estado, pero todos nuestros intentos de resolver la situación de forma amigable han fracasado, lo cual nos reafirma en nuestro pensamiento de que Libertad fue abandonada premeditadamente. Ahora Libertad vuelve a estar con nosotros y en unos días volverá a entrar en nuestro Programa Adopta para buscar la familia que se merece una gran perra como ella.
Por otra parte ya se han iniciado las acciones legales contra el adoptante por el abandono, además de la reclamación de las responsabilidades derivadas del incumplimiento del contrato de adopción.
El caso de Libertad nos ha hecho plantearnos el revisar la redacción de algunos puntos de nuestro contrato, ya de por sí bastante duro, con el fin de garantizar aún mejor la seguridad de los animales adoptados.
Por mucho que nos esforcemos en encontrar adoptantes aparentemente serios y buenos, con referencias, y a pesar de todas las precauciones que tomemos, siempre estaremos expuestos a toparnos con gente como este adoptante, así que mientras la legislación no sea más contundente para casos como este, deberemos de ser nosotros quienes garanticemos mediante los contratos de adopción, que casos como este no queden impunes.