El 27 de marzo recibimos una llamada de Policía Local alertándonos de la presencia de un perro abandonado junto a un montón de basura.
Rápidamente nos dirigimos al lugar que nos indicaron y donde permanecieron custodiándola hasta nuestra llegada, y encontramos a una preciosa Podenca Andaluza Miniatura de unos 7/8 meses de edad, en un estado lamentable. Aterrada de miedo, con evidentes problemas de movimiento de las patas traseras, delgadísima, y que había sido arrojada entre basuras.
Rápidamente la trasladamos a la clínica veterinaria para prestarle las atenciones necesarias. Tras la revisión se comprobó que no tenía ninguna fractura ni lesión grave. Presentaba una manifiesta dificultad de movimiento de las patas traseras y falta de reflejo de propiocepción, parasitación y desnutrición, además de pánico ante la presencia de humanos.
En estos días con nosotros ha evolucionado muy positivamente, Está recuperando la movilidad a pasos agigantados, y ya prácticamente ha normalizado sus patas traseras. Su carácter ha cambiado completamente, ahora está alegre, feliz y busca el contacto humano constantemente.
El pronóstico actual de Iunit, como la hemos bautizado, es muy bueno, su recuperación está siendo más que satisfactoria en todos los aspectos, y en poco tiempo se habrá normalizado totalmente.
Después de los exámenes veterinarios y ver su evolución en estos días, es más que probable que Iunit ha estado durante mucho tiempo recluida en un espacio tan pequeño que no le permitía apenas moverse, subalimentada y privada de contacto con los humanos.
Nunca entenderemos que haya seres, pretendidamente humanos, que sean capaces de causar daño gratuito a un animal y abandonarlo. Pero estos problemas no requieren de entendimiento para erradicarse, requieren de voluntad política de legislar adecuadamente, y voluntad administrativa para aplicar las legislaciones vigentes, ambas cosas poco frecuentes en España, y menos todavía cuando salimos de las ciudades y nos movemos en municipios pequeños.
En otros países se han reducido considerablemente los casos de maltrato y los abandonos, en algunos incluso se han erradicado prácticamente. No hace falta inventar nada, sólo fijarse y «copiar» lo que ya se sabe que funciona. Pero en nuestro país, la falta de empatía y sensibilidad de nuestros políticos, y su visión meramente materialista de estos problemas hacen que las soluciones no lleguen.
Si Iunit y las decenas de miles de animales que cada año son abandonados y maltratados en España, se recuperan y tienen un nueva esperanza de vida, desde luego no es gracias a políticos y administraciones, si no gracias a los cientos de asociaciones protectoras y miles de personas implicadas a lo largo de toda nuestra geografía, que día a día nos dejamos piel, vida privada, dinero y salud por ayudarles. Pero ver la preciosa carita de Iunit compensa todo y hace que nuestra labor tenga sentido.