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Comenzamos el año igual que terminó el anterior, de forma más que decepcionante. Seguramente muchos no vais a tomaros el tiempo de leer esta publicación, es larga y no va acompañada de una foto o vídeo sangrientos para poder desahogarse escribiendo insultos, tópicos, etc.
ANERPA, al contrario que otras muchas asociaciones protectoras, cuenta con un teléfono con un amplio horario de atención, que sobrepasamos con creces, ya que respondemos de viva voz o a través de Whatsapp incluso sábados, domingos y festivos.

Atender este teléfono hace que recibamos infinidad de llamadas, entre las que destacan dos grupos, el grupo de los que quieren entregar un animal de su propiedad y el grupo de los que se han encontrado un animal y necesitan que alguien se haga cargo de él.

El primer grupo merece poco comentario, siempre las mismas excusas que se repiten una y otra vez, me cambio de piso y no admiten mascotas, me voy fuera a estudiar, me he quedado en paro, he cambiado de trabajo y no tengo tiempo… Prometen ayudar mientras se le encuentra adopción… Excusas y más excusas, mentiras y más mentiras para intentar justificar que quieren deshacerse de ese animal que ha estado con ellos un tiempo, a veces varios años. Deshacerse y romper el compromiso moral que adquirieron cuando ese animal entro en su familia. Si son capaces de eso ¿qué credibilidad pueden tener sus promesas de ayuda? Para nosotros simplemente ninguna. Quieren abandonarlo y finalmente lo harán, de forma legal en una asociación protectora o perrera, y si no en una carretera o en un callejón.

El segundo grupo, ven un animal que piensan que está abandonado, en la mayor parte de los casos no son capaces ni de llevarlo a una clínica veterinaria para comprobar si tiene microchip, es más cómodo levantar el teléfono y llamar “exigiendo” que la asociación protectora tiene que hacerse cargo del animal, si o si, para eso son protectoras y para eso están. Ellos bastante hacen con llamar por teléfono y poner fotos en redes sociales, todos tienen ya muchos animales en casa, trabajos que no les dejan tiempo para acogerlo, “a la perrera no quiero que vaya por que los sacrifican”, “en la calle no lo podéis dejar…”, “rescatadlo por favor que yo os ayudaré después” … Nuevamente chantaje emocional, mentiras y lo que haga falta para satisfacer su mal entendido “animalismo”.
Os vamos a explicar la realidad, después de la experiencia de casi cinco años ya, desde que pusimos en marcha el proyecto de ANERPA.

El primer grupo en cuanto se quitan “la molestia” de encima no vuelven a acordarse ni de la asociación protectora y mucho menos de “su” animal, es más, si les llamas por teléfono o les envías un Whatsapp ni te responden o te bloquean. Y posiblemente en la próxima Navidad o cumpleaños se harán con otro lindo cachorrito, ya no se acordarán del que dejaron tirado. Entrar en atender a este tipo de personas sólo contribuye a que sigan sin entender el compromiso que significa tener un animal en tu familia y a fomentar el abandono.

El segundo grupo tiene un comportamiento muy similar, una vez que les hemos “quitado” de delante el animal su conciencia “animalista” ya está tranquila, ni vuelven a preguntar por él, ni muchísimo menos a prestar la más mínima ayuda a la asociación protectora.

Estamos hartos. Hartos de tanta mentira, de tanta hipocresía, de tanto “animalismo” de redes sociales, y hartos de ver tantos cientos de miles de animalistas en redes sociales y que a la hora de la verdad sean tan poquísimas personas las que realmente se implican aunque sea mínimamente, quienes realmente hacen algo útil, por poco que sea, son un porcentaje ínfimo. 

Muchos, demasiados, piensan que los miembros y colaboradores de las asociaciones protectoras estamos todo el día cómodamente sentados en un sillón esperando con los brazos abiertos a que nos traigan el animal que acaban de ver en la calle. Que gestionar una adopción es recoger un animal de la calle y entregarlo a quien sea al día siguiente sin más. Que las asociaciones protectoras tenemos medios ilimitados y recibimos subvenciones y ayudas constantes, y que miembros y colaboradores llevamos una vida acomodada y opulenta.

Pues no, la realidad es que la inmensa mayoría de las asociaciones protectoras estamos saturadas de animales, muy por encima de lo que sería la capacidad normal de trabajo, y cuando decimos “no” es porque física y materialmente es imposible acoger un animal más.

La realidad es que gestionar adecuadamente una adopción requiere un plazo de tiempo para que el animal pueda ser desparasitado, vacunado, se le hagan los test y analíticas necesarios, etc. Recoger un animal de la calle y entregarlo “en adopción” sin cumplir estos requisitos es un disparate desde el punto de vista sanitario y de bienestar animal, a pesar de que otros muchos lo hagan así.

La realidad es que, para disponer de este periodo de tiempo imprescindible, los miembros y colaboradores de ANERPA somos al mismo tiempo casa de acogida, y constantemente tenemos en nuestras casas tres, cuatro, seis o doce animales, los que sea necesario atender. Y a los que hay que diariamente hay que limpiar, dar de comer, sacar a pasear, llevar a las visitas rutinarias al veterinario, cuidar enfermos o accidentados, corregir problemas de comportamiento y todo lo necesario en cada caso.

La realidad es que, prestar toda la atención necesaria a estos animales, es un trabajo duro, muy duro, que no conoce festivos ni horarios, y con un coste emocional y familiar muy alto.

La realidad es que la inmensa mayoría de las asociaciones protectoras no recibimos subvenciones ni ayudas de las administraciones…. En el caso de ANERPA el importe de las subvenciones recibidas es de cero (0) euros anuales.

La realidad es que realizar esta labor, alimentando adecuadamente a los animales, haciendo las desparasitaciones, vacunaciones, esterilizaciones, cirugías, ingresos hospitalarios, diagnósticos, tratando enfermedades, etc., o sea todo lo que sea necesario hasta asegurarnos de que el animal está en perfectas condiciones para ser adoptado, tiene un coste económico que no se cubre ni de lejos con las aportaciones de los adoptantes.

Así que la realidad es que los miembros y colaboradores de ANERPA apenas disponemos de tiempo que no esté destinado a los animales, que tenemos que asumir personalmente de nuestro bolsillo la mayor parte de los gastos de la Asociación, si no sería inviable seguir con nuestra labor.

La realidad es que después de dos meses de campaña solicitando casas de acogida, la respuesta ha sido mínima, un ofrecimiento. Decepcionante.

La realidad es que de más de nueve mil ochocientos (9.800) seguidores en Facebook, todos muy animalistas, en Teaming, y después de tres años de campaña, solamente 52 personas somos capaces de contribuir con un euro al mes, poco más de un 0,5% del total. Un euro al mes… Ni eso. Más que decepcionante. Solo con que una de cada diez personas “amantes de los animales” que nos siguen en Facebook aportaran ese euro al mes podríamos duplicar nuestra capacidad de trabajo.

Y más decepcionante todavía es que las publicaciones de animales en adopción son de las que menos se comparten… 

Y a esto añadamos que los gastos de asistencia jurídica entre el año 2018 y el presente 2019 van a alcanzar los 5.000 euros, gracias a las acciones de una persona, pretendida animalista, y por causas que nada tienen que ver con la protección de los animales. Ya perdió en vía penal y ahora ha iniciado la vía civil. Y estos 5.000 euros tendrán que ir destinados a abonar honorarios de letrados, cuando deberían ir destinados a los animales.

En resumen, ayuda económica poquísima, colaboración como casa de acogida, etc., casi nula… ¿Así se puede rescatar animales? 

Si habéis llegado hasta aquí es que realmente tenéis interés en la protección de los animales, entenderéis por qué escribíamos antes que estamos hartos, y posiblemente estéis ya colaborando con ANERPA o con otras asociaciones protectoras.

Y los que no hayáis llegado, pues nada, seguid compartiendo fotos sangrientas, fotos de animales abandonados en la calle, seguid escribiendo insultos y barbaridades, y seguid sin hacer nada útil por los animales.

 

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