Después de muchos días buscando a Leo, el sábado se encuentra su cadáver junto a otros dos perros, ahogados en una balsa de riego, sin señalizar y sin vallado adecuado. Después de que ni la empresa adjudicataria de la gestión del Punto Limpio, residuos, etc., ni la adjudicataria del servicio de la perrera municipal, ni el propio Ayuntamiento se hayan hecho responsables de la recuperación de los cadáveres a fecha de hoy han desaparecido y nadie sabe dónde están. Penoso que Marcos, el propietario de Leo, además de perderle no pueda ni recuperar su cadáver.
Además la balsa sigue sin precintar, con el consiguiente riesgo para otros animales y personas, sobre todo niños.
Gestión del problema lenta, poco eficiente y que denota un desinterés evidente.